Odios (I)

Esta nota tiene una larga historia detrás, y sobre todo, una “mora” terrible en escribirla y publicarla. A todos nos disgustan cosas, y una buena manera de exorcizarlas es precisamente haciendo una lista pormenorizada de ellas, observándolas, describiéndolas, recordándolas, pero sobre todo, odiándolas más y mejor. Evidentemente, hay muchas cosas que no nos gustan en la vida, y enumerarlas todas sería un despropósito, pero siempre hay algunas especiales que nos rondan la cabeza y la vida constantemente. Esas son las que menciono aquí, porque sincera y definitivamente no las soporto. Juzguen ustedes mismos y concluyan si realmente son coherentes o el resultado de un estado mental alterado, complicado por una sociedad que se esfuerza en ahogar a la persona como tal. No hay un orden específico, eso lo dejo a su entera elección.

1. Los comentarios mañaneros o a la hora del café sobre las series de televisión de la última noche: Por favor! Es que no hay nada más interesante de que hablar? No existe la música, el teatro, el cine, los juegos de mesa o la conversación trascendente después de comer o cenar?

2. Los programas de corazón, fenómenos paranormales o del mal llamado “periodismo investigativo”: Un clásico en todas las listas. De verdad nos interesa saber si x o z se han cambiado la ropa interior, se han gastado unos cuantos millones (de euros o dólares) comprando un coche o una nueva mansión, que la vivienda sube y sube, que hay inseguridad en las calles o que los hijos son inmanejables? Realmente patético y sobre todo, acomplejante.

3. Las mujeres “faltas de personalidad”: No sé si esto pasará en otras regiones de este pintoresco país, pero aquí es muy raro ver a una mujer sola en un bar o sitio público (no me malinterpreten), a la que se pueda abordar con decencia y cortesía para entablar una conversación. Todas están en pareja o con un grupo de amigas que actuan como la Guardia Pretoriana de las otras, impidiendo el contacto con el mundo exterior. Será que en lugar de inspirar miedo, lo tienen en niveles alarmantes y temen encontrar a alguien que valga la pena?

4. Tener que “ligar” (que palabra tan desagradable) en bares, discotecas y en estado etílico únicamente: Lamentable. Parece que el conocer a alguien en un lugar distinto al trabajo o la disco de moda es misión imposible. Tal vez todos y todas tengan que estar completamente borrachos y fuera de sí para atreverse a pedirle el teléfono a alguien. Con lo fácil que es sonreir y hablar del libro que tenemos entre las manos o del CD que está sonando…

5. No leer: Ahora mismo se me viene a la cabeza una ocasión en la que alguien me dijo que solamente leía revistas porque “llegaba muy cansado/a del trabajo”. Con lo agradable que es dejarse llevar por una historia y sumergirse en otro mundo durante un rato para olvidar las altas y bajas del día! Y lo de que los libros son caros tampoco es excusa, porque hay bibliotecas en casi cada barrio.

6. Tener un gusto musical completamente atrofiado: Hay gente (no es chiste) que solamente escucha lo que ponen en la radio, y no sabe ir un poco más allá. Eso si, es muy divertido conversar con ellos de músicas distintas, sólo por ver la cara que ponen…

7. Los que se saltan por la derecha todas las normas de tráfico: Esta es una clásica también. Ya me he quejado lo suficiente sobre este tema antes, pero no podía dejar de mencionarlo. Y no son solamente los que van por la vida a 180 en sus Audis, Mercedes, BMWs o coches “quiero y no puedo”, también están incluídos los que ocupan dos plazas de parking, los que hacen doble fila y los que no ceden el paso al peatón, por ejemplo, entre otras cosas.

8. El “Laissez Faire” en la gente: No me cabe en la cabeza el vivir por inercia. Se les nota hasta en la cara: “Como ya lo tenemos todo solucionado, para que esforzarnos?”. Me revuelve el estómago ver que la gente no tiene aspiraciones, sueños o ideales, más allá de tener hijos, comprar una estúpida casa, el último coche o el móvil más nuevo. Es la filosofía del “desde que sigan pagando, no hay problema”!!! Increiblemente triste…

9. Las deudas eternas: Vamos a ver. Sé que es casi imposible comprar casi nada de contado, a menos que seamos millonarios o algo así, pero el endeudarse más allá de un límite razonable es de locos. La gente no sabe o ha olvidado lo que es la masa crítica, y si un número importante de personas dejan de consumir, ciertos bienes bajarán automáticamente de precio, por las leyes de la oferta y la demanda. Pero no, todo lo contrario: Hay que gastar (lo que no tenemos) ahora, antes de que todo siga subiendo… Para qué? Para heredar una bonita deuda a los hijos que tengan la desgracia de traer al mundo o lo que es peor, estar perfecta y completamente anulado como persona por el miedo a quedarse sin un ingreso para poder pagar todo eso que hemos comprado…

10. El consumismo desenfrenado: Y aquí el complemento a la anterior: De verdad necesitamos todo lo que compramos? Analizamos durante unos segundos, minutos u horas la verdadera razón por la que nos lanzamos a gastar y consumir? De verdad usamos regularmente todo lo que tenemos? Este examen de conciencia lo hacen bien pocos, y los demás los miran como bichos raros…

(Continuará…)