No cabe la menor duda

Hoy, revisando las entradas del blog, me encontré con una historia que quise volver a leer, pero descubrí que el enlace al artículo original (ya lo he corregido) ya no era válido. Sin embargo, el sitio al que apuntaba tenía una recopilación de historias relacionadas con la guerra que libra Colombia desde hace más de 50 años y, un poco por casualidad, di con esta entrevista al “Mono Jojoy”, lider guerrillero de las FARC, quien deja muy claro lo que persigue este movimiento insurgente, para aquellos que piensan todavia (!) que estos señores quieren la paz y la prosperidad del país.

Me llaman la atención frases como “Las Farc jamás han hablado de desmovilización y desarme. Las Farc han hablado de buscar una salida dialogada con el Gobierno para ponernos de acuerdo. Pero hay que recordar que el fusil es el garante de los acuerdos que se firmen. Si uno los entrega, esto se acaba. Ni siquiera los periodistas vendrían a hablar con nosotros“.

Quiere decir esto que así se alcance una solución negociada, estos señores se perpetuarán en el tiempo? No me gustan los extremos, pero en este caso creo que el pueblo colombiano tiene derecho a recuperar la paz y tranquilidad perdidas desde hace mucho, y que, para bien o para mal, uno de los dos bandos debe desaparecer de la escena. Por supuesto, el Gobierno, avalado por millones de colombianos y colombianas de bien, tiene la mayoría. El resto creo que pueden deducirlo ustedes…

Sin Comentarios

Creo que el título lo dice todo. Llevo ya bastante tiempo escribiendo y la verdad, a veces me siento un poco desilusionado porque nadie comenta las notas. Tal vez sea porque el público de este humilde weblog no tiene mucho tiempo para escribir qué le parece el contenido del mismo, o que simplemente lo que plasmo aquí no sea lo suficientemente interesante. Evidentemente, hay notas en las cuales no espero ninguna respuesta, pero hay otras (donde hablo de algo que me impresiona o molesta en particular) en las que me encantaría contrastar mis puntos de vista con los de los amables lectores que pasan por aquí. A veces me siento como dando una lección y esa no es la idea. Si bien en un tiempo la ausencia de comentarios no me incomodaba en lo absoluto, porque mi objetivo era la de comunicar al mundo mis pensamientos unilateralmente, e incluso llegué a deshabilitarlos (no había posibilidad de hacerlos para los lectores), ahora mismo me gustaría convertir esta web en un punto de encuentro para inquietudes similares, y si, me interesan muchos temas que pueden ser dispares, pero estoy seguro de que hay muchas más personas ahi fuera que pueden compartir mis preguntas, apreciaciones y pensamientos. Para los que no lo sepan, basta simplemente con hacer click en el icono de los comentarios que está justo debajo del título de cada nota. Es gratis, rápido, no contamina y no duele… Algún voluntario/a?

Servicio al qué?

A pesar de la inquebrantable fe que tengo en que todo ser humano, no importando su condicion, puede mejorar y aprender de sus errores, hoy me he convencido de que algunas cosas no cambiarán nunca, por más que creamos que puede ser así. Ya había hablado de esto antes, pero hoy el cuerpo me pide que vuelva a escribir sobre ello, porque la situación se vuelve más surrealista cada minuto que pasa.

En este pintoresco país nadie sabe qué es el servicio al cliente ni para que sirve. La gente trabaja para cobrar un salario, pero poco le importa si hace su trabajo bien, mal o regular. Lo importante es que llegue la nómina a tiempo para poder pagar todas las cosas innecesarias o sobrevaloradas que compran para sentirse mejores personas.

Esta vez hablaré de una empresa de accesorios para videoconsolas. En principio, lo que era una transacción rutinaria de compra por un valor ínfimo (unos 25 euros con gastos de envío incluidos), se transformó en un problema de marca mayor donde nadie quiere hacerse responsable de nada. Me explico: Una vez hecho el pedido y efectuado el pago, espero pacientemente a que, por mensajería urgente, me llegue lo que he comprado. Pero pasan los días y el artículo no aparece ni recibo confirmación por su parte de que el pago ya se ha hecho. Solo aparece un estado “procesando” en su web.

Les envío un correo preguntando qué ha pasado. Me responden al cabo de un par de dias (!) diciéndome que “por un problema en su servidor, mi pedido se ha borrado y que han debido hacer otro”, pero que lo enviarán de inmediato (viernes). Si no los contacto, nadie me habría informado…

Pasan los días y no recibo nada. Una semana después llamo a la empresa y me contesta alguien que, de muy mala forma, me dice que el pedido se enviará ese mismo día. Cuando pregunto por qué se me informó que el artículo no se había enviado cuando me lo dijeron (una semana antes), me dice simplemente que “es que estaba en otro almacén y hasta ahora lo recibimos”. Qué les cuesta decir la verdad? Más tarde ese mismo día me llega un mail diciendo que el artículo está “enviado”.

Llega el lunes. Llamo a la empresa de mensajería para saber a qué hora me entregarán el paquete. Me dicen que efectivamente lo tienen en su poder, pero que no lo pueden entregar. Al preguntar la razón me dicen que “no saben” (otra respuesta típica de aquí) y que “tienen que hablar con la agencia que lo remite para saber qué pasa”. Al parecer, el concepto de CRM y seguimiento les es totalmente desconocido (y eso que son una empresa de mensajería!). Me dicen que llame a lo largo de la mañana para “ver si hay noticias” (no me toman mi número ni se preocupan de ponerse en contacto conmigo). Dejo pasar un par de horas. Vuelvo a llamar. La respuesta “no sabemos nada todavía. Llame dentro de un rato que ya mismo me pongo en contacto con ellos”. Y por qué no lo hizo cuando llamé la primera vez?

Nuevamente les llamo. “Me dicen que el cliente ha dado orden de no entregar el envio”. Más raro todavía. Trato de contactar a la empresa que me vendió lo que compré pero no hay forma. Nadie contesta. Les mando un mail y añado un contacto al MSN que aparece como “ocupado” todo el tiempo. Comienzo a escribirles explicando la situación. Nadie responde. Al final, después de intentarlo muchas veces, alguien se apiada (!) de mi y me contesta via MSN diciéndome que “son fiestas locales y que no hay nadie para atenderme. Que envíe un mail”. Le respondo que ya lo he hecho y que no tengo la culpa de que sean fiestas allí. Me dice que “ellos no han dado orden de parar el envío” (otra técnica muy difundida en este país: “la culpa no es mia, debe ser de alguien más”), así que llamo a la agencia de donde lo enviaron y me confirman que “el cliente ha ordenado que no se entregue el paquete”. Me huele a problemas financieros entre las dos empresas, pero nadie me dice nada.

Total: Han pasado casi dos semanas y no tengo lo que compré. Debo esperar a que terminen las fiestas (el colmo) del pueblo donde está la empresa para que alguien se digne a atenderme y pueda aclararme qué es lo que pasa y sobre todo, cuando me entregarán el paquete. Lo peor es que no estaré para recibirlo y correré el riesgo de que en un “arrebato de celo profesional” mi compra sea devuelta al lugar de donde vino (!). Por si fuera poco, me enteré (tarde) de que esta empresa tienen un largo registro de pedidos no servidos nunca (estafa), tiempos de entrega muy largos (nuevamente estafa porque cobran el envío como “urgente”) y de una pésima atención al cliente (lo he experimentado, aunque no son los únicos. He visto empresas donde simplemente descuelgan el teléfono que les dan a los clientes para que “no molesten”).

Si bien es cierto que estas cosas pueden pasar, lo mínimo que se espera es un poco de información (“Señor, tenemos un problema pero lo solucionaremos mañana / en dos dias / en una semana. Si quiere, déjenos su número y le informaremos”). No cuesta nada enviar un mail o hacer una llamada telefónica. Y si, el buen servicio ES posible. Recuerdo que hace poco compré un software por Internet un miércoles a las 4:00 PM y al día siguiente a las 5:00 PM tenía el mensajero en casa preguntando por mí. Claro está que no fue de ninguna empresa española. Pero claro, hace falta hacer un mínimo esfuerzo y dejar de pensar en estupideces como en salir corriendo a la hora de salida en punto para que estas cosas ocurran. Mi madre suele decir “La pereza no endereza y es madre de la pobreza”. Ahora puedo decir que lo he visto con mis propios ojos.

Saben qué es lo mejor (peor?) de todo? Que cuando se les hace ver que lo están haciendo mal, no lo admiten sino que por el contrario, se enfurecen y asumen la actitud de “si no te sirve, vete a comprar a otro lado”. Y luego se extrañan de que este país esté como esté…

Jiro Taniguchi

Hace poco descubrí el manga. En el pasado tuve amigos que eran bastante aficionados, pero la verdad nunca me llamó mucho la atención, tal vez por el carácter violento de las historias con las que tuve contacto. Pero de un tiempo para acá, leyendo cosas sobre la cultura popular de Japón, comencé a enterarme de que había varios movimientos distintos a lo que la mayoría de la gente conoce (Gundam, Naruto, Full Metal Alchemist…), encontrando cosas de corte intimista y personal, y ahí fue donde conocí a un autor que se ha convertido en mi favorito. Hablo de Jiro Taniguchi.

Nace en Tottori en 1947 y publica su primer trabajo (Kareta Heya) en 1970. A partir de ahí, colabora con distintos guionistas, entre ellos el popular Moebius y Natsuo Sekigawa, hasta que finalmente comienza a producir trabajos en solitario.

Hasta el momento he leído Barrio Lejano, El Caminante, El Viajero de la Tundra, El Almanaque de mi Padre y Tierra de Sueños. Todas ellas historias que tratan de la vida de personas normales, en situaciones a veces cotidianas, a veces muy extremas.

La que más me ha gustado ha sido El Caminante. Es una historia sencilla que narra las vivencias de un hombre que vive con su pareja y da paseos por su barrio, observando todo lo que pasa a su alrededor. El ritmo es relajado y me recordó lo que es vivir sin prisa ni agobios. Tiene un corte muy zen, y puede que no le guste a todo el mundo, por la ausencia de diálogos, aunque la exquisitez de los dibujos se disfruta enormemente.

Barrio Lejano (2 tomos) es la historia de un hombre de 48 años, casado y con dos hijas, que sin saber muy bien cómo, regresa a su pueblo natal y se ve transportado a su adolescencia, reviviendo momentos muy alegres y dolorosos de esa época, que le hacen reflexionar sobre cómo ha llevado su vida hasta ese momento. Personalmente me hizo pensar mucho sobre la relación que tuve con mi padre y cómo nos sesgamos y dejamos llevar por la rutina, olvidándonos de lo que es realmente importante: el presente.

El Almanaque de mi Padre es una historia en tres tomos que cuenta la historia de un hijo que, traumatizado por la separación de sus padres, se aleja de su familia hasta que tiene noticia de la muerte de su padre. En ese momento vuelve a su pueblo para los funerales y comienza a descubrir facetas desconocidas de la vida de su progenitor, a través de familiares y amigos, y a entender muchas de las cosas que de niño le resultaban incomprensibles. Me sentí muy identificado, especialmente porque hace poco perdí a mi padre y me pasó algo similar al argumento de la historia.

Lo que más me atrae es la manera sutil como Taniguchi cuenta sus propias vivencias, con algunos toques de ficción, de forma fluída e interesante, mostrando con gracia los sentimientos de los protagonistas de sus historias, sean alegres o tristes. Su particular visión del mundo hace que sus escritos tengan mucho sentido para aquellos que han tenido experiencias similares. Me recordó mucho a Kaminer, porque muchas veces la vida real supera con creces a la mejor historia fantástica, y no hace falta vivir grandes aventuras para reflexionar sobre quienes somos y donde estamos en este pintoresco planeta.

Dublin

Este fin de semana estuve en Dublin de paseo, visitando a mi novia que está estudiando inglés allí. Mucha gente me había hablado de esta ciudad, más que todo por la gran recuperación económica que ha experimentado Irlanda en los últimos años, y tenía curiosidad de verlo con mis propios ojos. Así pues, el viernes tomé un avión desde Biarritz, vía Paris (si, ya sé que es una paliza, pero son las desventajas de vivir en un pueblo como este) que finalmente me dejó en el aeropuerto de la capital irlandesa.

Mapa a Dublin

En cuanto salí, tomé el autobus 16A desde la terminal que se dirigía al centro, pasando por la zona de Drumcondra, que era donde tenía el alojamiento (un excelente B&B con una atención impecable a precios muy razonables, además de bien situado). Se paga al chófer o se puede comprar un billete en el aeropuerto. La tarifa hasta donde iba es de 1.60 euros y el trayecto dura unos 25 minutos. Me gustó mucho el poder preguntarle al conductor donde debía bajarme y que me avisara (por la megafonía del bus) en el momento preciso…

Una vez instalado, me dirigí hacia el centro tomando el autobus 3 desde el hotel. El viaje duró unos 15 minutos, que pueden ser más si el tráfico no ayuda. El punto de encuentro más popular en la calle O´Connell es el Spire, un monumento de 120 metros de altura y 3 metros de base, que es, según he leído, la escultura más alta del mundo, y se puede ver desde casi toda la ciudad. La gente suele acercarse a su base y mirar hacia arriba con la cara pegada a la estructura metálica. La vista es extraña y algo sobrecogedora a la vez…

De ahí fuimos a la Destilería Vieja de Jameson (la nueva está en Cork) ubicada en Bow Street, a unos 10 minutos a pie desde el Spire. En ella hay una visita guiada de una hora de duración aproximadamente, donde conocimos la historia de John Jameson y el origen de la “Uisce Beatha” (el “agua de la vida” en gaélico), además de cómo se hace el whisky irlandes más vendido en el mundo y la diferencia que causa en el sabor el destilarlo una (Bourbon), dos (Escocés) o tres veces (Irlandés). En este edificio ya no se produce el whisky, pero la parte final del proceso (el “vatting“) se continúa haciendo allí.

Maqueta Destileria

Una maqueta de la destilería en el lobby

Después de la visita, hay una cata en la que participan 6 voluntarios (3 hombres y 3 mujeres). Yo, por supuesto, me ofrecí…

Antes de comenzar la cata

Justo antes de comenzar…

Probando, Probando...

Probando, probando…

Apreciando el aroma

Apreciando el aroma del genuino whisky irlandés…

Después de un duro trabajo probando distintas marcas y comparando sabores, la recompensa:

Diplomas

Catadores Oficiales! (De izquierda a derecha, Margaret, Jill y yo)

El ejercicio es interesante porque nos dieron la oportunidad de probar varios tipos de whisky: irlandés, escocés y bourbon. La diferencia entre ellos es considerable. Me quedé con el Paddy, por lo suave y poco agresivo, pero para gustos los colores.

Al final, dimos una vuelta por los alrededores y fuimos a cenar a un fantástico restaurante vegetariano llamado Govinda, en la calle Middle Abbey, bastante cerca de O´Connell.

Al día siguiente, me dirigí hacia la zona de Temple Bar y Dame Street, buscando una tienda de música y conociendo los alrededores. La zona es bastante animada y hay mucha gente, porque el Trinity College está muy cerca. Terminé comprándome una flauta irlandesa tradicional (hace años compré un whistle) y un par de libros sobre cómo tocarla. Siempre me han gustado los instrumentos de viento poco comunes y no podia desaprovechar la ocasión… También me enteré que por esas calles abundan las tiendas de música.

Después de comer algo ligero, me dirigí a la otra parte obligada de la visita: la fábrica de Guinness. Decidí hacer el recorrido a pie desde Dame Street. Se tarda unos 25 minutos y pude conocer el edificio de la Catedral Christ Church y Dvblinia, una recreación bastante realista del Dublín de la época medieval.

Dublinia y Catedral

Dublinia (a la izquierda) y la Catedral

El trayecto hasta la Storehouse pasa por un par de calles poco recomendables, pero si se hace a la luz del día no reviste ningún problema. Además, por la zona hay bastantes turistas que están en el mismo plan y van hacia el mismo sitio.

Para llegar, hay que tomar algunas calles un poco laberínticas, pero bien señalizadas:

Llegando a Guinness

Acercándome a la fábrica

Una vez allí, hay dos opciones: hacer la fila (los fines de semana es bastante larga) o reservar por internet en la web oficial y entrar directamente a la exhibición, además de tener un 10% de descuento. Recomiendo lo segundo para aprovechar al máximo el tiempo.

La puerta del Storehouse

La puerta más famosa (creo) de Dublín

Ya dentro, hay que ir subiendo paulatinamente por una gigantesca pinta de cerveza, para ver las distintas fases del proceso. No hay guías y por la cantidad de gente, hay que tener paciencia para poder leer los carteles y ver los vídeos explicativos.

Cebada

Un gran recipiente con cebada (para ver, oler y tocar)

Plantas de Lúpulo

Unas enormes plantas de lúpulo

Agua

El ingrediente principal: Agua!

Al final, después de conocer al dedillo el proceso, llegué al Gravity Bar, donde reciben a los visitantes con una pinta “gratis” (lease incluida en el precio de la entrada), que se puede disfrutar con unas espectaculares vistas de Dublin.

Pinta

La pinta perfecta

Salud!

Salud!

Dublin desde el Gravity Bar

El atardecer en Dublin desde el Gravity Bar

Y como no podía ser de otra manera en esta sociedad consumista en la que vivimos, la visita termina en la tienda oficial de la marca:

La tienda oficial

A comprar!

El domingo, mi último dia, comenzó con un buen desayuno irlandés:

Desayuno Irlandes

El desayuno de los campeones (irlandeses)

Y después de eso, habiendo recuperado a mi novia, dimos una vuelta rápida por Grafton St. y vimos muy de pasada el parque de St. Stephen´s Green: un lugar ideal para pasar una tarde soleada.

Grafton

La calle Grafton, decorada por navidad

Y de ahí, al aeropuerto, que por cierto es bastante incómodo y pequeño para los estándares europeos, aunque según leí en un periódico local, se está invirtiendo mucho dinero en su ampliación y las obras deberían terminar en 2010.

El pequeño aeropuerto de Dublin

Esperando el avión de regreso a casa

Y eso fue todo. Al final, con tantos paseos y escalas (Dublin – Paris – Biarritz – Casa) terminé llegando a las 12:30 AM…, pero valio la pena!

30 dias sin noticias (II)

Hace unos días se cumplió el plazo de “aislamiento voluntario” al que me sometí. La experiencia fue interesante, y creo que la conclusión más importante fue que el (mi) mundo no se paró ni se acabó por no estar enterado al minuto de todos y cada uno de los acontecimientos (la mayoría sin importancia) con que nos bombardean a diario periódicos, televisión, radio, e internet. Es más, me atrevería a decir que pude relajarme bastante al no tener que preocuparme por estar a la última todo el tiempo. La sensación fue muy parecida a la que experimento cuando viajo y desconecto de la realidad local por un tiempo. Cuando vuelvo, me entero, de una u otra forma, que han pasado cosas y puede que me sienta un poco desorientado por un momento, pero al final si necesito enterarme de algo, lo puedo hacer asincrónicamente.

Por último, he comprobado que puedo reducir la dosis de información que recibo a diario sin consecuencias de ningún tipo, y además que me gusta! Puede que lo haga más a menudo o permanentemente…

El nuevo Apple Keyboard

Desde hacía unos días estaba con ganas de comprarme este juguete para mi Mac Mini, especialmente después de que probara el teclado del nuevo MacBook de mi novia y quedará perdidamente enamorado… Así pues, aprovechando la coyuntura de “tener” que pedir Leopard (Del felino hablaré más adelante) y de no encontrar el dichoso cacharro en ninguna tienda (mucha demanda al parecer), visité el Apple Store en Internet la semana pasada y hoy recibí las dos cosas.

La primera impresión es la extrema delgadez tanto de la caja como del teclado en si:

Caja Apple Keyboard

 

Además del teclado, se incluye un pequeño manual explicativo sobre cómo asignar las teclas usando las Preferencias del Sistema y un cable “alargador” muy útil para conectar dispositivos USB desde el ordenador o el mismo teclado.

Cable Alargador

Así mismo, el teclado viene con dos puertos USB integrados sin potencia (lo cual descubrí al tratar de conectar mi lector de tarjetas SanDisk a uno de ellos), aunque en mi caso no sé si los use porque me gusta mantener el escritorio libre de interferencias. Y para aquellos que se pregunten por qué no compré la versión wireless, les diré que estoy cansado de cambiar pilas (poco ecológico además, así sean recargables) y de que el teclado no funcione correctamente todo el tiempo, según donde esté ubicado el receptor de radio, que era lo que le pasaba al que tenía antes, un Logitech EX-110 y por ello decidí actualizarme.

Una vez instalado en Tiger, el sistema lo detecta y nos avisa que existe una actualización que permite usar sus nuevas características, es decir, las teclas de función (control de brillo, volumen, Exposé, Dashboard, etc.). (Nota: En Leopard esta funcionalidad ya viene integrada de fábrica y no requiere esta actualización).

Nótese la delgadez comparada con mi teclado anterior, así como el tamaño relativo:

 

Comparando los teclados

 

Uno encima del otro

No me ha costado mucho adaptarme, aunque debo decir que se nota el no tener muelle o resorte durante las primeras horas de uso y el cambio de posición de las teclas para el dashboard, Exposé, etc. Una vez que nos acostumbramos, los dedos ya no hacen tanta fuerza al teclear y la sensación es muy agradable al tacto. De todas maneras, mi consejo es que lo prueben en vivo y en directo antes de comprarlo, porque puede haber gente a la que las nuevas teclas no convenzan del todo.

Lo Mejor: Muy delgado, su poco peso, es elegante, hecho de aluminio, las teclas de control multimedia integradas.

Lo Peor: Puede que la idea de no tener “resistencia” en las teclas no le guste a todo el mundo. Los puertos USB sin potencia le quitan algunos puntos.