No rompas la cadena (El Método Seinfeld)

Supongo que a más de uno le sonará sospechosamente familiar el nombre de este post. Y si, es la misma persona. Estoy hablando de Jerry Seinfeld, un “stand-up comediant” que se hizo (más) famoso por la serie de televisión del mismo nombre, emitida entre 1989 y 1998. Pero hoy no voy a hablar de la serie ni de él en particular, al menos no directamente. Me voy a referir a una anécdota que leí hace un tiempo y que me ha servido de inspiración cuando la mal llamada “Fuerza de Voluntad” flaquea en los proyectos en los que estoy inmerso.

Un día, justo antes de una de sus actuaciones en vivo, uno de sus admiradores, cómico novel, se le acercó a preguntarle si tenía algún consejo para alguien que, como el, se estaba iniciando en el mundo del espectáculo. Jerry le respondió: “La manera de ser un mejor cómico es crear buenos chistes, y la forma de conseguirlos es escribiendo todos los dias”. Pero fue incluso más allá. Le reveló su “secreto”: “Tengo un gran calendario anual en un sitio donde puedo verlo fácilmente. Cuando escribo, marco ese día con una gran X roja. Si lo haces, a los pocos días tendrás una cadena. Simplemente continúa y verás como crece. Tu única misión es no romper la cadena”. “No rompas la cadena”, le repitió para que quedara claro.

Este método puede parecer poco efectivo debido a su simplicidad, pero creo que ahí radica precisamente su éxito: La repetición genera hábito y una vez que tenemos ese impulso creado a partir de ella, somos cada vez más y más productivos, y nos cuesta más dejar de hacer aquello en lo que estamos inmersos.

Yo lo estoy usando desde hace poco y me está funcionando (un efecto visible es la frecuencia de publicación de artículos en el blog…). Incluso he visto que hay aplicaciones web que permiten tener un “calendario virtual” para el efecto.

Y ustedes? Qué métodos emplean para conservar o mejorar algún hábito positivo?

After Dark

Hace un par de semanas terminé de leer (en inglés) el último libro que se ha traducido del japonés de Haruki Murakami. La historia, situada en Tokyo, transcurre entre las 12 de la noche y las 6 de la mañana de un día cualquiera, y describe una pequeña parte de ese mundo paralelo que cobra vida cuando la mayoría de los mortales duermen a pierna suelta.

Los personajes, a diferencia de todo lo que he leído hasta ahora de él, son bastante anodinos y sin fuerza, debido, creo, a que la historia es bastante corta (el libro no llega a las 200 páginas). Pero no por esto dejan de aparecer los mundos paralelos surrealistas que tanto gustan y caracterízan a este escritor japonés. Sus señas de identidad están claras: individuos con una “doble vida”, desconfianza y sufrimiento, esa andadura catártica por la vida, buscando siempre la razón primigenia de la existencia y una descripción con gran lujo de detalles de todo lo que ocurre. La música también está muy presente, como en todas sus demás obras.

Me gustó mucho la descripción de ese “cansancio” crónico de una de las protagonistas, al ver que su vida vacía no va a hacia ninguna parte, traducido en un sueño profundo y casi ininterrumpido que se prolonga en el tiempo. Creo que muchos nos identificamos con esa sensación de querer dormir y no despertar, ante la vacuidad de la existencia. La brutalidad e impunidad del agresor de la prostituta china contrasta con la disciplina y orden extraño que imprime a su vida. Un sociopata consumado. Me resultó curioso su hábito de trabajar durante la noche y hacer ejercicio físico a oscuras, para no verse con su familia en la mañana. Me resultó familiar y muy identificable con una época no muy lejana de mi vida.

Sin embargo, después de terminar con un final bastante descafeinado, me quedó la impresión que este relato habría podido ser más un cuento incluído en un recopilatorio, que una historia por si misma. El desenlace no deja nada a la imaginación, el simbolismo del final de la noche acaba con todas las expectativas de resolución o liberación, tan características de las obras de Murakami, y la sensación es como si faltara algo más, como si la historia no hubiese terminado de contarse.

No me parece un libro representativo o imprescindible para los seguidores más incondicionales, pero se deja leer y nos permite introducirnos en su universo particular de manera fácil, aunque no del todo cómoda.

El error de la semana

Muchas veces había visto en Internet errores curiosos de Windows, pero hasta ahora no me había tocado ninguno. El otro día, al tratar de cerrar Outlook 2007 después de esperar un buen rato al ver que no respondía, me salió esta ventana:

Error Outlook

Me quedé sin palabras… Al final resultó que lo de reiniciar el equipo ES una solución viable y además recomendada por Microsoft! Afortunadamente, en otras plataformas, estos “métodos” no existen (o al menos, todavía no me han tocado…)

Fotografías

Desde hacía un tiempo venía buscando una solución medianamente decente para colgar fotos en esta web, sin éxito. Probé algunas galerías en php, pero no me terminaba de gustar cómo se integraban en WordPress. Así que comencé a experimentar con Flickr y un bonito plugin basado en Flash que, después de no funcionar correctamente durante una temporada, finalmente está haciendo lo que debe en todos los navegadores en los que lo he probado (Opera, Safari, Explorer y Firefox). El resultado se puede ver aquí o haciendo click en el enlace homónimo de la barra de navegación. También se pueden ver las 6 fotografías mas recientes en uno de los widgets de la web, ubicado en la página principal. Una de las cosas que más me gusta es que se puede enlazar a la página de Flickr donde está la foto y verla en varios tamaños, por si se quiere descargar (un ejemplo aquí),  así como dejar comentarios (solo para los miembros de Flickr).

Ahora mismo hay pocas, pero iré subiendo más en breve. Y para aquellos que extrañan los paisajes del banner, esos que desaparecieron con el nuevo tema, también los colgaré… Un poco de paciencia. Por ahora, a disfrutar!

Guerra en Los Andes!

Acabo de leer un artículo publicado en el periódico El País de España escrito por Moisés Naim, que reproduzco integramente, donde analiza la situación actual de las relaciones entre Colombia y Venezuela. Vale la pena percatarse de la cortina de humo que quiere levantar Hugo Chavez para ocultar el fracaso de sus políticas económicas y sociales, desviando la atención hacia un conflicto inexistente, que perjudica los intereses de Colombia, que se haya inmersa desde hace más de 50 años en una lucha sin cuartel contra grupos terroristas como las FARC, el ELN y los paramilitares.

“Sus compañeros en la academia militar nunca imaginaron que pudiese llegar a ser presidente. Pero los avatares de la política con frecuencia propulsan a sorprendentes personajes a las más altas posiciones. Si bien es cierto que esto pasa en todas partes (ver: Bush, George W.) también lo es que en América Latina sucede con penosa frecuencia.

Por ejemplo, este militar latinoamericano, cuyo rápido ascenso sorprendió a sus colegas, llegó al poder gracias a un golpe de Estado que impulsó su carrera política. Pero una vez en el poder las cosas se le complicaron: la economía en picado, protestas callejeras frecuentes, la oposición ganando terreno, pésima relación con uno de sus países vecinos y cada vez menos amigos en quien confiar.

Ante este panorama, nuestro personaje decidió que ir a la guerra era lo mejor que podía hacer. Pensó que, comparados con una guerra, todos los demás problemas pasan a ser secundarios. Además, las guerras aderezadas con propaganda patriótica y desinformación sobre la maldad del enemigo unen a la población en apoyo al Gobierno. Y las críticas son fácilmente despreciadas como actos de traición a la patria. La guerra permite a los gobernantes centralizar el poder, censurar los medios de comunicación y, en general, ignorar los derechos individuales.

Estas tentaciones fueron demasiadas para el general Leopoldo Galtieri, presidente de facto de una Argentina plagada de problemas, y quien en abril de 1982 ordenó a las fuerzas armadas argentinas invadir las Malvinas, remotas islitas en el océano Atlántico que el Reino Unido llama Falklands y considera suyas.

Esta decisión del general Galtieri tuvo cuatro consecuencias: la primera es que en Argentina las manifestaciones callejeras en contra del Gobierno fueron brevemente reemplazadas por otras apoyándolo. La segunda es que para sorpresa de nadie, excepto de Galtieri, Margaret Thatcher, la entonces primera ministra del Reino Unido, no respondió a la agresión apelando a la diplomacia sino con toda ferocidad militar. La tercera es que los británicos propinaron una devastadora derrota a los argentinos. Y la cuarta es que el Gobierno de Galtieri se desmoronó.

¿Qué tiene que ver esta aventura bélica en el sur del Atlántico de hace casi tres décadas con una posible guerra en los Andes ahora? Ojalá que nada. Una guerra entre Venezuela y Colombia sería tan demencial e irresponsable como lo fue la de las Malvinas. Pero la guerra de las Malvinas, desquiciada y criminal, ocurrió. Las actuales circunstancias en los Andes tienen parecidos que dan que pensar. Y asustan.

Al presidente Chávez, otro militar cuya carrera, al igual que la de Galtieri, también ha sorprendido a quienes le conocieron desde joven, las cosas tampoco le están saliendo bien. La rapidez con la que se han inflado los precios en Venezuela es sólo superada por la rapidez con la que se ha desinflado su prestigio internacional. Internamente, su hegemonía política también ha comenzado a resquebrajarse. Tanto millones de votantes como centenares de antiguos aliados le han dado la espalda. A pesar de la escasez de alimentos y medicinas, el presidente Chávez compra armas a una velocidad y en volúmenes preocupantes. Estas armas, sin embargo, no han servido para darle más seguridad a los venezolanos: tanto el crimen organizado como las bandas callejeras hacen que los fines de semana en Caracas con frecuencia sean más sangrientos que los de Bagdad. Las encuestas indican que el descontento popular crece.

En estas circunstancias, una guerra podría ser una distracción muy tentadora. Especialmente, si como dice el presidente Chávez, son otros quienes la provocan: “Acuso al Gobierno de Colombia de estar fraguando una conspiración, una provocación bélica contra Venezuela, por orden de Estados Unidos, para obligarnos a dar una respuesta que pudiera prender una guerra”, ha dicho. Además, Chávez piensa que el presidente de Colombia, Álvaro Uribe (que tiene un 80% de popularidad), es: “Cobarde, mentiroso, cizañero y maniobrero… Más digno de ser jefe de una mafia que presidente de un país”. Chávez, siempre aclara que su hostilidad no es contra el pueblo de Colombia sino contra la oligarquía colombiana, “esa misma que traicionó al libertador Simón Bolívar”. Quizás por esto, Chávez acaba de crear una comisión presidencial para investigar cómo murió Bolívar. La sospecha, por supuesto es que fue asesinado. Ya se imaginan por quién…

¿Qué hacer? ¿Cómo evitar esta locura? Quizás lo más importante es impedir que Chávez cometa el mismo error de Galtieri, quien apostó a que el mundo no reaccionaría en su contra ante su aventura bélica. A Chávez debe hacérsele ver con total claridad que su belicosidad empujará al mundo al lado de Colombia. Las dádivas petroleras con las que cuenta para ganar aliados internacionales pueden no ser tan potentes como él cree. En esto cabe esperar que países como Brasil y organismos como la Organización de Estados Americanos jueguen un rol más activo y menos ambiguo del que han jugado hasta ahora. Éste es el momento de mostrar liderazgo.

Lo segundo es reconocer, aplaudir -y rogar que se mantenga- la paciencia y la mesura del Gobierno y del pueblo de Colombia, quienes no han respondido a los insultos y provocaciones tanto verbales como de muchos otros tipos que el Gobierno venezolano y sus agentes les dirigen con frecuencia. Una manera inmediata de hacerlo es participando en una marcha que mañana, 4 de febrero, tendrá lugar en muchas ciudades del mundo para protestar contra las FARC y sus malvadas crueldades. Estas marchas serán multitudinarias en Colombia y en otros países. Pero especialmente en Venezuela, donde su presidente no oculta sus simpatías por este grupo terrorista. Millones de venezolanos y colombianos impedirán que los profundos lazos que los unen sean rotos por un Galtieri del siglo XXI. mnaim@elpais.es”.